Ruta fotografica de Fuengirola



Paseo por Fuengirola ( Malaga)



Texto: Alfonso Anaya



Fotografía: Evi Tan




Balcón de fuengirola


En el sur me crie. Mis primeros recuerdos son los geranios de un patio andaluz de los juzgados de Lucena, donde viví mi niñez.

El blanco de la cal , el negro del hierro enrejado ,son el cielo y el paraiso para mi.



En verano, como buen cordobes de adopción que era, mi padres nos llevaban a veranear a Fuengirola, y digo bien a veranear, pues pasabamos literalmente el verano. En el hostal Sedeño disfrutabamos esos meses de nuestra niñez entre carreras, secretos de niños y griterio.

Pueblo López


Hoy, hemos vuelto a Fuengirola, dispuestos a llenarnos de su magia.

Los aromas son los mismos, mezcla de salitre de mar con azucar de garrapiñada y jazmines...
¿ Por qué será que los olores permanecen indelebles toda la vida en nuestra mente?


Fuengirola aun conserva rincones muy especiales , donde el gusto de los sentidos se maravilla enrededor. Pueblo Lopez, es sa barriada donde me encantaba pasear por sus callejuelas, y que en este viaje he podido volver a disfrutar.

Todas las tardes, cuando el sol comenzaba a ponerse, gustabamos salir con mis padres al paseo familiar que consistia a recorrer el paseo maritimo y tomar algún helado en las heladerias de la zona como Brindisi. La magia del mar... hace que podamos estar horas absortos frente al inmenso azul. Para mi esa observación hipnotica solo se puede comparar a mirar al fuego, quemarse, revolviendose y quejandose en la chimenea, un frio invierno salmantino.







Playas de Fuengirola



Otras tardes paseabamos por el puerto, el espectaculo de los barcos de pesca que amarrabanse cargados de pescados que bajaban en sus cajas de madera , era alucinante. Me encantaba ir al puerto, desde entonces siempre he vistado los puertos allí donde voy.





El puerto en Fuengirola

La oferta de bares y retaurantes era amplisima, hoy algo más reducida por la crisis, sigue siendo generosa. Pescados fritos en el Gaditano, marisco cocido en el Romerijo, unas pizzas en Pueblo o Pipos, una haburguesa en Centerking. Era muy placentero, no solo por la comida, si no por el espectaclo que suponia ver desde tu silla de terraza miles de personas de todas las nacionalidades, arregladas para el paseo, oliendo a todos los aromas ( aunque predominaba el de jabon de la maja), alegres luciendo sonrisa en su cara morena o roja (dependiendo de los días que llevaban de estancia).

Restaurante del puerto.



En fin ,Fuengirola es un paseo por los sentidos, es mi niñez, mis recuerdos y mi felicidad y como decia mi amiga Marisa ( que este en el cielo) yo también quiero vivir en Fuengirola.

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