Café y waffle, el desayuno perfeto en mi ya querida Bélgica.
La mañana arranca en Bruselas en el Hotel Mercure, un hotel cómodo confortable y bien situado.
Ya en la Gare de Midi elegimos uno de los muchos trenes que van hacia Brujas. Ya nos sorprendió que el personal del hotel se esforzara en hablar español, con todo el cariño, pero que el personal de la estación hablara español, me dejó perplejo y encantado ( que gente más agradable son stos belgas).
Los trenes belgas deben ser el orgullo de Belgica por que son cómodos, limpios, puntuales y muy numerosos.El trayecto, que dura una hora, te permite disfrutar de un viaje muy agradable, que aprovechamos en familia, como siempre. Luis jugando y yo tratando de disfrutar de las praderas belgas y las preciosas casitas de inclinados tejados.
La plaza central de Brujas o plaza Markt es el inicio de la ruta, cuando llegas a esta plaza merece l
a pena sentarse en unos de sus bancos ( aunque haga frio) y contemplar en silencio el entorno. Siglos de historia, millones de vivencias nos contempla y uno siente mucho respeto por lo que ve. Extraordinaria belleza, edificios de una gran armonia, llenos de color...
Aunque los edificios de la trasera de la plaza tienen menos de 100 años, su encubrimiento en el entorno es perfecto.
Es un sitio muy agardable para tomarse un cafe calnetito despues de la visita y contemplar desde ls ventanas de los cafés esta preciosa plaza.
Si te lo puedes permitir y el frío no te asusta puedes coger un coche de caballos para la visita de
este precioso entorno medieval, el sonido de los cascos de los caballos sobre el adoquinado y la manta de cuadros rojos y verdes que te dejan para defenderte del frío, hace de esta visita algo muy especial y romántico.
La Plaza Burg, muy próxima a la Plaza Markt es totalmente recomendable visitar y dentro de esta el edificio municipal que alberga pinturas flamencas e historia de la ciudad y la contigua iglesia de una belleza plástica sin igual.
Camino abajo hacia la zona de los canales, disfrutamos de una mañana que va clareando pero fría, el vapor de las caballerizas al pasar nos trasporta hacia otras épocas. Pequeños comercios tradicionales como chocolaterias, mercerias y otras nos hacen pararnos cada pocos metros y asomarnos a sus ventanas tan limpias como cuidadas.
Las bicicletas, los caballos, el frío de esa mañana hacia de este paseo algo muy especial, como un placido viaje hacia el pasado.
La zona más visitada de Brujas es la zona de los canales, los turistas hacen colas para tomar un pequeño bote y recorrer los canales, personalmente huyo de las masificaciones así que me conforme con ver los toros desde la barrera ol que es lo mismo ver los canales desde las esquinas de las calles y plazas.
En esta hermosa ciudad, el rastro español está presente en las piedras, las pinturas y en las esculturas, me sorprendio encontrarme con el busto de Luis Vives, humanista y filosofo español que murio, tras una interesantisima vida, en esta cuidad de Brujas en el año 1540.
Y cuando el viaje por la historia de estos lares de flandes parecia a su fin, nos topamos con la iglesia de Nuestra Señora, una iglesia maravillosa tan solo superada por la Catedral de Amberes en belleza y contenidos. La iglesia de Nuestra Señora es una maravillosa construcción llena de tesoros en su interior.
La unica escultura de italiano Miguel Angel que se encuentra fuera de Italia la podemos ver en esta iglesia, la Madona de Brujas , sencillamente perfecta. Pinturas de Rubens, Caraballo y otros de la escuela flamenca , obras de arte en ebano, vidrieras góticas, todo un tesoro...
Nos despedimos de Brujas, llevando en nuestro recuerdo los tesoros vistos, las sensaciones de haber vivido un día de paz alejado de este ajetreado vivir nuestro.
Tomamos el suave tren de regreso a nuestro Hotel de Bruselas, no sin antes valorar la sonrisa del revisor del tren y sin dejar de preguntarnos que ha fallado en nuestra España para que la gente haya olvidado sonreir.
Alfonso Anaya
Marzo del 2011.
No hay comentarios:
Publicar un comentario